Conferencia basada en el libro del mismo título señala la necesidad de recuperar los valores, ya que la sociedad actual inmersa en una cultura instantánea y desechable, éstos son cada vez menos importantes provocando graves y peligrosas consecuencias en las relaciones sociales.
Ante esta crítica y delicada realidad, así como los desafíos de la sociedad contemporánea los padres de familia deben reasumir su papel como la primera y más importante autoridad de sus hijos estableciendo límites claros y educando con valores.
Asimismo en el proceso de reinvención de las instituciones educativas del siglo XXI es indispensable recuperar el rigor académico con el objeto de sacar de lo más profundo de los estudiantes lo mejor de ellos mismos a través del esfuerzo personal.
Las escuelas no son, ni deben ser un club social pues tienen la función de transmitir conocimientos, habilidades y competencias, así como coadyuvar en la formación de niños y jóvenes sin sustituir la función, autoridad y responsabilidad que corresponde a los padres de familia, es decir, padres y maestros tienen funciones diferentes.
Por este absurdo intento de hacer todo más fácil y atractivo para las nuevas generaciones.
Lo que estamos creando son monstruos que no conceden valor a lo trascendental, de ahí que se advierte el peligro de abrazar una educación fácil y divertida.